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» Elena Poniatowska dicta Cátedra Amado Nervo en la UAN
Citando a Rosario Castellanos: “Son ustedes un mar de amor, hermoso y grande”, Elena Ponitaowska inició la Cátedra Amado Nervo, que denominó, “Escribir el Femenino”, esta es la segunda ocasión en la que se honra la memoria del poeta tepicense en las instalaciones de la Biblioteca Magna de la Universidad Autónoma de Nayarit, que como se instituyó previamente se realizará todos los 24 de mayo.
Lourdes Pacheco Ladrón de Guevara, investigadora, responsable del Archivo Histórico y directora de la Revista UNIR, fue la responsable de presentar a Elena Poniatowska, quien dijo ha documentado la voz de mexicanas y mexicanos que no tienen voz, jóvenes perseguidos del 68, costureras caídas en el terremoto del 85, indígenas insurrectos, pero sobre todo las voces de la calle.
Explicó que la cátedra consiste en una conferencia dictada por un escritor de reconocido prestigio nacional e internacional, sobre la creación literaria mexicana e hispanoamericana con la finalidad de establecer un diálogo desde la literatura con la sociedad de nuestra época. “Su voz es indispensable para explicar el México contemporáneo, nos ha entregado nuevas formas de apreciar a mujeres que forman parte de la biografía intelectual, artística y cultural de todos nosotros”.
Elena Poniatowska, describió a las escritoras mexicanas, como leonas del zoológico, que se mantienen atrás de su jaula, lamiéndose en su pata una espina invisible, esas que parecen gatos callejeros, flacos, escaldados y pelones, son feas, opacas, con una que otra brizna de paja en el lomo vencido, las leonas, las que están siempre en segundo plano, las que quedaron como costales gastados después de dar a luz.
Las mujeres que escriben, dijo, muy pronto dejan de creer en sí mismas por falta de aliento. Recordó a Nelly Campobello, Rosario Castellanos, Sor Juana Inés de la Cruz, Delmira Agustini, Josefina Murillo, Elena Garro, Luisa Josefina Hernández, Josefina Vicens, Inés Arredondo, María Luisa Erreguerena, Beatriz Novaro, Rosa Nissan, Rosa Beltrán, Ángeles Mastreta y Laura Esquivel.
Muchas de ellas, explicó, enfrentaron a una realidad para ella aterradora: la mujer no es igual al hombre, es inferior, por lo tanto no tiene la misma capacidad para pensar, mucho menos para crear. Algunas como Rosario Castellanos, piden perdón por ingresar a un mundo que le está vedado, el de la cultura.
De que el continente latinoamericano está produciendo a mujeres que rompen las Amarras, y tienen mucho que decir, es verdad, afirmó, pero las escritoras chicanas se han liberado antes que las del cono sur, puede verse en literatura de escritoras notables como Rosario Ferre y Ana Lilia Vega, quienes vivieron en una situación limite, debatiéndose entre dos culturas.
Para la escritora mexicana, señaló, escribir es un subproducto de su situación social, para la chicana significa vencer su situación social, para la latina es crearse un mundo propio.
Bien puede decirse que para la América Latina se ha ido de la literatura de confesión, del diario, de las descripciones, los estados de animo, la exaltación, los sucesos cotidianos, el amor, el romanticismo y la nostalgia, a la literatura de la pobreza, porque son las mujeres las que hablan de las minorías, como lo hace Martha Traba, Luisa Valenzuela, María Luisa Puga, Gioconda Belli, Jesusa Palancares, María Sabina, Elvira Orphée y Gabriela Mistral,
Las escritoras latinoamericanas venimos de países muy pobres, desamparados, subrayó, pero nuestra pobreza no es la del indigente, la pobreza en América Latina es la indiferencia. Al ser minoría de ellas mismas, las escritoras latinas se han aliado a las minorías, son ellas quienes involucran, denuncian, se indignan, como decimos vulgarmente, dijo, “se la juegan”.
De México la escritora más completa, la más destacada después de Sor Juana, manifestó, es Rosario Castellanos, a quien también el mundo la defraudó, quien se indignó en contra de la explotación de los chamulas y se convierte en cronista de un mundo de explotados, pero a su vez ella es explotada en una sociedad que aún no protege ni respeta a las mujeres.
Luego de esta magna conferencia se dio la dinámica de preguntas respuestas, donde el auditorio no paraba de manifestarle su admiración a Elena Poniatowska, quien muy agradecida expresó estar contenta de visitar tierras nayaritas.
Posteriormente el rector Omar Wicab Gutierrez, dedicó unas palabras a Elena Poniatowska, expresándole su completa admiración, ahí mismo hizo entrega de una medalla de plata y un reconocimiento.
Dentro de este marco, nombró a Elena Poniatowska madrina de la licenciatura en letras, que según fue anunciado por el Rector, se espera se oferte próximamente en la máxima casa de estudios nayarita.